El Boker de la Canavaty
Obra: Ese Boker en el campo del dolor
Dramaturgo y director: Víctor Hernández
Compañía: La Canavaty
Foro: Centro de las Artes, Monterrey
Fecha: 9 de mayo, función virtual
La puesta en escena de Ese Boker representa, a partir de los múltiples niveles que permite la ficción, la historia de un suceso cuya difusión alcanzó grandes magnitudes: la masacre en la que fueron asesinados los integrantes de la agrupación Kombo Kolombia, a inicio de 2013, en el campo del dolor, cerca del poblado de Espinazo, Nuevo León. La trama de la obra se desencadena por un joven, el Boker, perteneciente a uno de los populares grupos urbanos que existen en Monterrey. La traición que cometió hacia sus propios compañeros, los cholombianos, ocasiona que se desate una ola de violencia entre pandillas, lo que justifica la intervención del ejército.
El trabajo de la compañía La Canavaty muestra (desde dentro) el estilo de vida de estos grupos, así como sus bailes, la música que escuchan, cómo se comportan, la manera en la que se expresan y, en general, sus códigos de comunicación y comportamiento en colectivo, así como las injusticias que se cometen en su entorno. Otro punto importante del montaje recae en la fe y el fervor, en el ámbito de la religiosidad popular. El Niño Fidencio, considerado en vida como uno de los principales curanderos de la región noreste del país, y la virgen de Guadalupe son utilizados para mostrar la fuerte devoción que les profesan.
Sobre los aspectos técnicos
Un aspecto técnico que, en mi opinión, es bastante importante mencionar del espectáculo, es el uso que se le dio a la iluminación, ya que se empleó para resaltar y enfocar la atención en algunos personajes o para destacar algunas escenas: coreografías, cambios de escenografía, monólogos y la creación de entornos sombríos donde suceden algunos cuadros. Asimismo, la música también destaca en el montaje, ya que algunas escenas fueron acompañadas por interpretaciones en vivo, realizadas con el acordeón o con percusiones por uno de los actores –el viejo de la danza de los matachines–; mientras que, en otras, sonaban canciones grabadas para ambientar distintos momentos.
La escenografía, sin duda, llamó mi atención; pienso que su construcción fue muy acertada, no solo por lo vistoso, sino por las pistas con las que se insinúan los referentes del mundo real. Otra característica que me gustaría resaltar son las actuaciones por lo bien ejecutadas, debido a que logran transmitir de manera clara sus emociones y sentimientos, otorgando una mayor profundidad a los personajes, quienes no sólo requieren de una buena coordinación sino que también se les exige bastante destreza para ejecutar las coreografías y los movimientos que acompañan a los diálogos.
A nivel compositivo
Víctor Hernández nos contó, en la sesión de la Escuela de Espectadores, que el suceso en el que se basa su dramaturgia forma parte de sus propias vivencias en la Eugenio Canavati, colonia de Santa Catarina, municipio del área metropolitana de Monterrey. En mi opinión, la relevancia de la puesta en escena reside en los mecanismos que potencian la experiencia íntima del dramaturgo con respecto a los sucesos que afectan a varios sectores juveniles al norte del país. Este acercamiento representa la forma en que La Canavaty percibe su entorno y las problemáticas que los rodean. Ese Boker nos ofrece una mirada hacia un grupo social que, en lo particular, desconocía, así como un espacio para reflexionar sobre los estigmas alrededor de las pandillas y la pequeña brecha que existe entre el bien y el mal, y sobre la cual deambulan las acciones del protagonista.
Recomendación
Recomiendo esta puesta en escena ya que, si bien en algunas partes puede parecer un poco confuso lo que sucede el escenario, conforme se desarrolla la trama va adquiriendo una mayor claridad. Me refiero a los ejes narrativos en donde hay diferentes asideros para que cada una vaya construyendo una o varias historias. Gracias al interés que despertó Ese Boker, vi la película Ya no estoy aquí (2019). Por último, reitero el excelente trabajo realizado por el elenco, no sólo por sostener el ritmo y la tensión de las escenas, sino por completarlas con las coreografías que demandan un alto nivel de fuerza y energía.
Yaoci Montiel Vázquez