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Wajdi Mouawad, un ligero acercamiento a una gran voz francófona del teatro

[…] Aprende a leer, a escribir, a contar, a hablar:
aprende a pensar. Nawal. Aprende.
(Mouawad, 2012)

De entre los géneros literarios menos leídos y estudiados, podemos atrevernos a decir que el drama se posiciona en la delantera. La narrativa es el género que impera dentro de los estudios académicos, en la creación de la ficción y en cualquier librería. Esto no es para nada ningún reproche o molestia, más bien una reflexión sobre un campo fértil en el que académicamente se puede arar. Inicio con esta aseveración como un pretexto para destacar la obra de uno de los grandes dramaturgos que el teatro nos dio a finales del siglo veinte y en estas primeras décadas del siglo veintiuno: Wajdi Mouawad. 

Mi primer acercamiento con Mouawad ocurrió hace 10 años. Durante el 2010 en el mes de agosto se llevaba a cabo la doceava edición del Festival de Teatro Nuevo León; uno de los montajes que se presentaría dentro del programa proveniente de la ciudad de México era Incendios, texto que forma parte de la famosa tetralogía del autor: “La sangre de las promesas”, bajo la dirección de Hugo Arrevillaga (quien ha dirigido la gran mayoría de los textos de Mouawad aquí en México, además de ser traductor de algunos de ellos) y que contaba con actuaciones destacables que incluían el trabajo de dos grandes actrices mexicanas que admiro: Karina Gidi y Concepción (Conchita) Márquez.

Fue un trabajo que me conmovió en muchos sentidos y me sembró el interés de leer sobre el autor, de quien solo había escuchado hablar por allá en mis tiempos de estudiante cuando cursaba la carrera, pero no sabía absolutamente nada sobre él y su obra.

Fue gracias a la escritora Nora Coss que pude adquirir algunos de los textos del autor; ella, de cierta manera, distribuía en el estado de Nuevo León las traducciones que la editorial Los textos de la Capilla (perteneciente al Teatro de la Capilla en ciudad de México) tenía de Mouawad. Aquí un paréntesis para agradecer la ardua labor de las personas que han colaborado con esta editorial que dirige el maestro Boris Schoemann y que nos han dado a conocer, como lectores y teatristas mexicanos, a algunas de las voces de la dramaturgia francófona canadiense de la que forman parte grandes autores como: Fabrice Melquiot, Suzanne Lebeau, Michel Marc Bouchard, Larry Tremblay, Daniel Danis y el mismo Wajdi Mouawad, entre otros. 

Teniendo por lo menos la tetralogía del autor (Litoral, Incendios, Bosques y Cielos) y dos obras de teatro infantil incluidas en una misma edición (Alphonse y Pacamambo)

inicié mi travesía en la literatura de Mouawad, la cual no me ha querido soltar y sigue resonando en las fibras más íntimas de mi persona.

Cursando mi maestría hace algunos años y a punto de ingresar al seminario de tesis, debíamos tener claro qué haríamos para poder ostentar el título de “Maestro en Estudios Literarios y Musicales”. Hacia el final del recorrido en el posgrado, uno de los lineamientos obligatorios era poder conjuntar las dos áreas principales de la maestría (Literatura y Música) aunque nuestra línea de investigación acentuara más una que la otra. Mi acentuación, por obvias razones, era hacia lo literario, sin embargo, mi dilema radicaba en cómo fusionar un estudio académico que incluyera la parte musical. Aunque me hubiera gustado tener una formación musical (idea que no he descartado), no la tenía como para aventurarme a ciegas en la teoría musical, y con la academia no se puede estar jugando a la deriva en una investigación formal. 

Reflexioné que, si iba a dedicar alrededor de un año o año y medio a realizar una tesis, debía de hacerlo a partir de algún objeto de estudio que genuinamente me apasionara y despertara mi interés en la investigación y la teoría. Después de cuatro propuestas mediocres y fallidas, y en la cúspide de la desesperación y el fracaso como futuro “Maestro en Estudios Literarios…” resonó en mí un seudónimo que me permitió vislumbrar mi estudio de tesis: “La mujer que canta”. 

Incendios (segunda parte de la tetralogía) era el texto a través del cual abordaría mi estudio sobre literatura y música; estaba claro. Nawal Marwan “la mujer que canta” era el personaje principal de la obra sobre la que se volcaría mi estudio. Lo único con lo que contaba en ese momento era con la edición de obra de Los Textos de la Capilla y con la poca información en español (y francés e inglés) que podía encontrar en algunos sitios y “googleando” al autor. Decidí escribirle a Boris Schoemann para que me brindará un poco de ayuda para mi abordaje, y de una manera muy amable y certera me canalizó con el estimado Humberto Pérez-Mortera, traductor del texto aquí en México, el que a su vez me proporcionó información y material y me direccionó con Alicia Gerena, maestra y traductora, que recién había presentado su examen de grado para obtener el título de “Maestra en traducción” por parte del COLMEX con un estudio sobre las traducciones de Incendios al español; la de México realizada por Pérez-Mortera y la de España por Eladio de Pablo. Amablemente me compartió su tesis para leerla y al mismo tiempo entrar en la reflexión de que no existían suficientes estudios académicos en México ni de la obra, ni de Wajdi. 

Hago de nuevo un paréntesis en este punto para detenernos a pensar sobre la ausencia de investigadores de teatro en nuestro estado, en México en general.

La teoría dramática e investigación teatral son áreas poco exploradas por los egresados de nuestras instituciones estatales que están formando a las nuevas generaciones de teatristas

(ya sea por falta de interés del alumnado o porque no se les ha dado el valor suficiente para profesionalizarlas y que se descubran a través de estas, más oportunidades en el terreno laboral).

Continuando con la travesía que representaría hacer mi tesis, contaba con elementos sólidos para realizar un estudio formal que académicamente tuviera relevancia y validez. Teniendo un gran soporte y apoyo académico en el Dr. José Miguel Sardiñas Fernández y la Dra. Elvira Popova Dimitrova, entre otros grandes maestros, pude realizar un estudio sobre el texto elegido de Mouawad en donde lo literario y lo musical embonaban aceptablemente. En el camino me fui encontrando con material teórico muy valioso que me ayudó a fortalecer mi trabajo. 

Estudiar la dramaturgia de este autor es sumamente enriquecedor al ser uno de los escritores francófonos contemporáneos más importantes y reconocidos.

Mouawad es un escritor franco-libanés nacido en Beirut y que emigra desde muy temprana edad con su familia a Francia y posteriormente a Canadá, en donde se forma como dramaturgo, actor y director en la Escuela Nacional de Teatro de Canadá en Montreal en 1991. Posteriormente se lanza a co-dirigir junto con Isabelle Leblanc la que fuese su primera compañía de teatro Théâtre Ô Parleur. Ha escrito y llevado a escena sus textos, obteniendo una favorable respuesta del público y el reconocimiento a nivel internacional. En el 2009 se le reconoce como el artista del Festival de Avignon y obtiene el Gran Premio de Teatro de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. En el 2002, el Ministerio de Cultura francés le otorga el título de “Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia” y posteriormente funda dos compañías más junto con Emanuel Schwartz, una en Quebec y la otra en Francia. 

Algunos de los temas que se vislumbran de forma recurrente en su obra son: la búsqueda de la identidad, la muerte, la guerra, el amor, el exilio, la importancia de la palabra y el silencio, entre otros. El autor tiene la particularidad de rescatar algunos de los mitos de la antigüedad clásica (es un gran admirador de Sófocles) y reconstruirlos a través de los diferentes sucesos y las masacres del siglo veinte y veintiuno. Es un trágico contemporáneo.

Las voces de sus personajes exponen universalmente lo trágico y lo humano.

Finalmente, mi estudio de posgrado tomaría algunos de estos ejes temáticos para estudiar Incendios y ahondar en el canto como un elemento polisémico a través del cual se podía hacer un estudio sobre la oralidad y el silencio. 

Mi disertación de tesis se llevó a cabo hace poco más de dos años y con respuestas favorables y aprobado por unanimidad. Me doy cuenta que ahondar en la teoría dramática me ha permitido descubrir un camino sumamente enriquecedor en el que todo teatrista debería verse inmerso de forma obligatoria por lo menos una vez en su carrera profesional. No estoy exponiendo el hilo negro de nada y mucho menos una aportación a los actores y directores que se encuentran activos actualmente, simplemente creo que debemos de abrir esta puerta a la teoría para enriquecer nuestra práctica. En mi caso, fue Wajdi Mouawad quien me arrastró hacia los caminos de la teoría dramática e investigación teatral de manera formal;

quizá sea él mismo u otro dramaturgo o creador el que a ti, lector, te invite a explorar en estos campos fértiles del teatro.

Gerardo Villarreal (Monterrey, Nuevo León, 1987). Es egresado de la Licenciatura en Arte Teatral por parte de la Facultad de Artes Escénicas de la U.A.N.L. Maestro en Estudios Literarios y Musicales. Actor, investigador y director de teatro juvenil. Es profesor de los programas de Diploma y Orientación Profesional del Bachillerato Internacional (BI), en donde imparte las asignaturas de Teatro y de Literatura.

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Wajdi Mouawad

GERARDO VILLARREAL