Al inicio de la década de 1990, James Davison Hunter, especialista en Religion, Culture and Social Theory at the University of Virginia, propuso el concepto de “Culture Wars”. Hunter definió con ese concepto la lucha por definir el modo de vivir (la cultura) en “América”. En la selección de textos que Hlavajova y Lütticken hicieron en Deserting from the Culture Wars hay coincidencia con el concepto de Hunter: las batallas por definir la cultura siempre son ideológicas; pero entre los editores y autores convocados sugieren que esas guerras son también un regreso a los fascismos. Por lo que argumentan que un acto de resistencia ante ello es: “desertar”, en un sentido positivo.
Este libro recupera las ideas y acciones artísticas presentadas en el Propositions #9: Deserting from the Culture Wars de Octubre 2019. Dicho evento integró aportaciones del proyecto de investigación Propositions for Non-Fasist Living (2017 – present, by basis voor actuele kunst) y del proyecto artístico Trainings for the Not-Yet, by Jeanne van Heeswijk.
El argumento general que Hlavajova y Lütticken construyen a través de los 12 trabajos incluidos en el libro es que las “Culture Wars” polarizan, dividen. Pero “desertar” propone estrategias, tácticas para buscar el “being togheter otherwise” (13), y las artes son la epistemología adecuada para lograrlo. Todos los capítulos abonan a dicho argumento, aunque cada título sostiene su propia narrativa. Lo que propongo a continuación es una secuencia temática de los textos, para transitar de los debates sobre modernidad, fascismos y el capitalismo, hacia la exposición de discursos artísticos para la deserción.
En el libro, los debates sobre fascismos buscan describir la manera en que se están manifestando en el presente y la incitación a las acciones en contra de ellos, pero no desde los polos opuestos en una guerra, lo “anti” de las dicotomías que propician la exclusión y la violencia; sino, a través de una posición de no-fascismo que evite la polarización y para ello convocan a la deserción a través de nuevas formas de representación: Tom Holert por su parte, en “Transfixing the Facist Episteme”, deja en 5 puntos, un claro compendio teórico-histórico para entender la epistemología detrás del fascismo y Bini Adamczak le complementa con la idea de que en las imágenes del escenario político, económico y social del presente. Existe un caldo de cultivo para los neofascismos en el mundo contemporáneo, evidente en la desintegración social. Los perfiles presidenciales de las mas recientes elecciones en europa y américa, la polarización de los discursos de masculinity, germanness and whiteness y el sentido toalitario de la competencia en el capitalismo en “The Promises of the Present”.
De quienes convocan a la deserción a través de nuevas formas de representación en medio de los facismos contemporáneos, Diana McCarty lo hace desde los feminismos, en “Be(coming) Media-Technofeminist Pasts, Presents & Potentials”, utiliza la imagen a través del lenguaje poético y la fotografía de archivo para recrear momentos históricos en donde algunas líderes mujeres participaron en la lucha por la abolición de la esclavitud y los proyectos radicales comprometidos con las luchas de raza, clase o género en los contextos de Haití, África, los Estados Unidos y Rusia (85); a través de esos fragmentos, fundamenta que los feminismos y abolicionismos forman parte intrínseca del contexto tecnológico actual, cuando se razona desde el “Cyborg Manifesto” de Donna Haraway. Mientras que Transformella cared for by Johannes Paul Raether busca alternativas a la representación de la familia través del género, en “From ReproModernism to ReproTechnoTribal (beta): A Disruption of Modernist Family Relations in Four Psycho-Realist Diagrams”. Un pronombre inventado (I-as-us), le da cuerpo, materialidad textual y visual a una forma de resistencia que deserta de la polarización en las discusiones de género, y con ello presenta en cuatro infografías, sus modelos de relación familiar.
En tanto que Jonas Staal y Dan McQuillan se centran en nuevas formas de representación de la organización social para enfrentar problemáticas globales en la ecología y la inteligencia Artificial (AI). Staal advierte , en “Contagion Propagations” de las pandemias por venir a nivel climático y propone un manual de prácticas de “organizational art” que puede contribuir a imaginar nuevas formas de organización transnacional para mitigar el efecto de las eco-catástrofes futuras. Mientras McQuillan propone un paradigma ideológico nuevo para la inteligencia artificial en “Deep Bureaucracy and Autonomist AI”, le llama “alter-AI”. Este autor considera que la ideología actual, detrás del desarrollo de la AI, intensifica los sistemas de control, mientras que lo que necesitamos en el presente es un paradigma alternativo con “vision of togetherness”.
Para lograrlo, McQuillan propone como punto de partida pensar la AI no como un asunto de inteligencia sino de cuidados hacia los demás. Siguiendo al investigador de la Goldsmiths, University of London, todo empieza por el trato con los trabajadores involucrados en los desarrollos de AI: motivarles a que busquen la organización por medio de consejos y no continuar con las estructuras verticales, además de promover con ellos la inclusión por sobre la eficiencia, las formas colectivas de conocimiento y la regeneración de las relaciones sociales.
Es posible ver como esas propuestas para la reestructuración de las relaciones colectivas funcionan cuando leemos la conversación entre Geer Lovink, Sven Lütticken and Esmee Schoutens (“The invisible Culture Wars”). En este texto, Lütticken recupera los temas y formas colectivas de trabajo, consecuencia de su relación con Lovink (founder of the Institute of Network Cultures in the Amsterdam University of Applied Sciences) y Schoutens (researcher and curator of the Public Program at Amsterdam Museum).
A través del diálogo los lectores navegamos entre el activismo en medios de comunicación, la teoría antifascista de los medios, las imágenes y la vocación de un tactician. Conforme se sigue el diálogo entre los implicados, sobre las tácticas para generar alternativas en la conformación social, es posible entender lo que les distingue de las fuerzas de resistencia colectivas del siglo XX (por ejemplo, los sindicatos de trabajadores). En las resistencias que ofrece la “deserción”, aunque la forma material se destruya (en la conversación emplean un “meme” o los “medios indie” como ejemplo), su influencia permanece (213).
Otros de los autores en la selección se orientan más a describir y documentar prácticas artísticas para la deserción, exploran aquellas que manifiestan una relación estrecha con un pensar político: en “Performing Culture Otherwise”, Sven Lütticken toma la vanguardia artística de la década de 1960, Situasionist International de guy Deboard como ejemplo, para explicar la forma en que un artista de compromiso político, genera nuevas formas de política, lo cual es la esencial en el “desertar” de forma positiva: “to institute otherwise; and to créate para-institutions of artista organizations, collective personae and operational fictions, connections and coalitions” (39).
Minetras tanto Rose Hammer y Natasha Sadr Haghighian reflexionan desde y con su práctica artística. La primera (que es el nombre de un colectivo de 20 artistas) en “The Radical Flu: a Collective Work Document Toward a Performance”, documenta la creación colectiva de un nuevo proyecto de performance. A través del acto de nombrar un grupo con el nombre de un individuo, Rose Hammer confronta el individualismo que caracteriza la modernidad con una persona transnacional, transgeneracional y transdisciplinaria. Y Natasha Sadr Haghighian, de las reflexiones que nacen de su proceso creativo durante la producción de una animación digital en la Istanbul Biennial in 2001, la cual coincidió con la caída de las torres gemelas, propone el “to knot” como un acto de vinculación con la colectividad, esencial en la práctica creativa y de la vida contemporánea (“Knotting Against the Machine”).
Deserting from the Culture Wars by Maria Hlavajova and Sven Lütticken
