Rebeca Birón en Paisajes de la (in)seguridad: circuitos del miedo en la ciudad de México, expone que los consejos oficiales para viajeros, las cifras de inseguridad producidas por los investigadores locales y la infraestructura física (cloaca y metro), determinan en gran medida una narrativa de la ciudad que gira en torno a la inseguridad urbana (94). Así funciona la llamada “narrativa epocal del miedo”. En el contexto actual, a esta narrativa epocal del miedo por la inseguridad que se experimenta en las calles, se le suma el miedo al contagio por covid19. Ante estas amenazas, no cabe duda que abrir un espacio cultural y trabajar con el cuerpo expuesto en la calle son actos de resistencia que implican mucha valentía.
1. Espacio Cultural Cata Luna
Cata Luna es un espacio cultural con cafetería ubicado en la esquina de Francisco Javier Mina y Mariano Matamoros. El lugar está pensado para la convivencia en pequeños grupos de personas y el disfrute tanto de expresiones artísticas (espectáculos callejeros de circo, danza aérea, danza vertical, lecturas, teatro y medios audiovisuales), como de bebidas refrescantes o un buen café. A pesar de los miedos por la inseguridad y la pandemia, el equipo de Cata Luna liderado por Anie Camacho, decidió emprender este negocio cultural y el pasado 20 de junio se llevó a cabo la inauguración con todas las medidas de seguridad para las y los visitantes.
La fachada de este lugar está intervenida por la artista escénica y visual Stephanía Té Llez. En el diseño hay una luna, un pequeño astronauta con una flor de café y esa flor recorre toda la pared. La artista comenta que ella ve a Anie como esa astronauta que fue a la luna a conquistar el café y luego aterrizó en este espacio y ahora lo trae para compartir. El trabajo no sólo consistió en pintar las dos paredes de esta esquina, implicó una investigación de la zona, un constante diálogo con Anie Camacho, mucha intuición y la participación de todo su cuerpo. ¿Cuáles son las implicaciones del cuerpo del/de la artista en movimiento que crea sobre la calle?
2. Cuerpos y sustancialidad en la intervención urbana
El filósofo y director de teatro J.F. Chevallier nos habla de ello como parte de su fenomenología del presentar en La presencia del cuerpo, el cuerpo de la presencia:
“El cuerpo en movimiento no es la imagen de un cuerpo. Es un acto que se mira, un acto de presencia que se ve. No miras la imagen de un cuerpo; lo que ves es un cuerpo. La substancialidad de este cuerpo posee orientaciones espaciales y evoluciones temporales; llama a las sensaciones, despierta el sentido: la cuestión del sentido el precepto, (otras maneras de ver y escuchar), el afecto (otras maneras de experimentar) y el concepto (otras maneras de pensar). Opera una suerte de visión vibratoria que integra estos tres polos.” (77)
En el caso de una intervención al espacio público se podría pensar que la presencia del artista extiende esta sustancialidad del cuerpo de la que habla J.F. Chevallier a la obra, de tal manera que el gesto artístico podría también integrar e influir en estos tres polos (precepto, afecto y concepto) de la visión del transeúnte. Desde esta perspectiva, podríamos decir que el mural se convierte en la documentación expuesta de un acto performático y que no sólo se interviene la pared en el espacio, sino que también se interviene la mirada tanto de las personas que recorren el espacio durante el tiempo de vida de la pieza, como de quienes conocen el espacio antes y después de la intervención.
Té Llez explica que el mural urbano es una forma de acercar, relacionarse y compartir con la gente que está alrededor (lo que Chevallier llamaría precepto y afecto), además de que abre una posibilidad de cuestionar a quienes van pasando y trascender “porque, al estar expuesta en la calle, significa que está a la vista de todas las personas que recorren estas calles” (Té Llez, 2020). Para la artista el muralismo urbano no debería buscar sólo embellecer la ciudad, sino dar sentido a lo que se vive y a lo que se pregunta la persona que camina y observa la pared (concepto).
Cuerpos en la calle ante la narrativa del miedo
Té Llez comenta que al estar pintando se acercó mucha gente y aunque guardaban la sana distancia y por lo general, traían cubrebocas, se percibieron distintas intenciones. Varios vecinos artistas le llevaron pinceles especiales y rodillos y le pidieron sus datos, pues tienen el plan de llenar la calle F.J. Mina de murales. También se le acercó un visitante para ofrecerle trabajo (pintar un cuadro para regalar), un vecino para llevarle un bloqueador solar y otro vecino sólo para platicar. Esta última persona les expresó que estaba muy agradecida y feliz porque “habían llegado las personas adecuadas a ese lugar”. El cuerpo de la artista creando estuvo expuesto durante dos semanas entre mayo y junio en horarios con luz.
La artista regiomontana menciona que no tenía miedo al inicio, pues creía más en la narrativa artística y cultural del Barrio Antiguo que en la del miedo, sin embargo, también explica que hubo un momento en que sí empezó a sentir miedo. En el proceso, Stephanía y Anie fueron víctimas de una agresión sexual rayada en una de las paredes del mural que estaba pintando Té Llez. Aun así ella continuó trabajando en el mural hasta terminar, utilizando su memoria corporal de bailarina aérea para sentirse más segura en las alturas del andamio. Se podría inferir que la práctica artística performática que participó en el espacio urbano constituyó un acto de resistencia contra la narrativa del miedo.
Ambas mujeres explicaron dos percepciones que la gente les ha compartido acerca del Barrio Antiguo. Estas narrativas parecieran completamente opuestas. Hay quienes lo piensan como un “lugar de antros, drogas y matazones” (Camacho, 2020), mientras hay otras personas que lo ven como un “lugar de arte” (Té Llez, 2020). La visión de ambas, al abrir este espacio y anunciarlo primeramente con el mural, es modificar la idea negativa sobre el Barrio Antiguo.
Para ellas, inaugurar esta cafetería es un acto de resistencia contra la inseguridad de la zona. El gesto artístico de Té Llez y la activación cultural del equipo de Cata Luna a través de la apertura del espacio son invitaciones a continuar moviéndonos a pesar del miedo, a convivir con todo lo que conlleva la “nueva normalidad”, a compartir un espacio seguro en donde podamos expresarnos y a visualizar cómo las creaciones de nuestro mundo interior pueden plasmarse e influir en el lienzo urbano de nuestra ciudad. Lo que queda claro es que la práctica artística ejecutada en la calle es una de las formas en que se puede incidir en el tiempo y el espacio de la ciudad, derribando, o resistiendo a las narrativas heredadas o construyendo nuevas narrativas.
Bibliografía:
Birón, R. “Paisajes de la (in)seguridad: circuitos del miedo en la ciudad de México” En Utopías Urbanas: Geopolíticas Del Deseo En América Latina. Iberoamericana Editorial Vervuert, 2013.
Camacho, A. entrevista personal, 6 de junio 2020.
Chevallier, J.F. y Micheletti, F. “La presencia del cuerpo, el cuerpo de la presencia” En Líneas de Fuga: El gesto teatral contemporáneo. Número 20, México D.F., 2006. pp. 75-80. Casa Refugio Citlaltépetl. ISBN: 9-770140-583756-20
Té Llez, Stephanie, entrevista personal, 6 de junio 2020.
Creadora escénica y apasionada de las artes vivas. Actriz en teatro, performance y audiovisuales; ha escrito y dirigido teatro comunitario en instituciones públicas y privadas y ha coordinado proyectos culturales como el Congreso Estatal y Nacional de Teatro. Estudia el doctorado en humanidades y sueña con que el mundo descubra el poder transformador y liberador de las artes. Correo: susyalanis@gmail.com